jueves, 23 de diciembre de 2010



Joder…que alguien pare al little, por favor, que nos va a petar el blog.. nadie tiene algún trabajo remunerado que ofrecerle para que no tenga tanto tiempo libre y haga algo de provecho? O por lo menos algo de voluntariado que tanto le gusta al chaval, así en vez de torturarnos va a hacer el bien solidario, que estamos en fechas. O si no, mira, motzin, dedícate a aprender alemán en vistas al futuro y así entenderás por qué Frau es sin diéresis y Fräulein con. Que a vosotros los analfabetos os parece que todo se escribe igual…
Juas, juas, zein gaiztua naizen e, little? Bueno, vale, y ahora para ser buena te admito que el cuento de Buzzatti es brutal. Irakurrita neukan zure aholkuak jarraituta, pa que veas.

Baina ni beste gauz batera nentorren…little lamb-en aurreko entradari jarraitzera alegia. Bueno, gaiaz aldatuko zut, baina personajea berbera da: gure Jaeger haundia.
Aspaldi da nik mitoaren kontzeptuarekin erdi-moskeatuta nabilela, ezpaitakit argi nola entendidu. Eta gainera, klasean, mythos-logosaren kontua azaldu beharrean nagoenean beti kriston iserdiak botazten ditut eta nere buruarekin hor ibiltzen naiz erdi burrukan, gauzak argitu nahiean.
Eta halako batetan ni holako diskisisiñoetan nenbilela, que si mitoa que si erlijioa, que si zientzia, filosofia eta haien arteko mugak ikusi nahiean, hara non irakurri nuen Jaeger-en azalpen polit bat…ez nau oraindik erabat konbentzitu eta jarraitzen dut nere zalantzekin (de paso, ondo legoke gaiaren inguruko debate bat zuekin…), baina oso adierazpen argiko gizona iruditu zait beti, eta beraz, hor doa:

No es fácil decir si la idea de los poetas homéricos, según la cual Océano es el origen de todas las cosas, difiere de la concepción de Tales que considera el agua como el principio originario del mundo; en todo caso, es evidente que coadyudó en ella la representación intuitiva del inagotable mar. En la Teogonía de Hesíodo reina en todas partes la expresa voluntad de una comprensión constructiva y la perfecta consecuencia en el orden racional y en el planteamiento de los problemas. Por otra parte, se halla todavía en su cosmología una fuerza inquebrantable de creación mitológica, que actúa todavía mucho más allá, al comienzo de la filosofía “científica”, en las doctrinas de los “físicos”, y sin la cual no sería posible concebir la prodigiosa actividad que se despliega en la creación de concepciones filosóficas del periodo más antiguo de la ciencia. El amor, el odio, las dos fuerzas naturales de unión y separación de la doctrina de Empédocles, tienen la misma estirpe espiritual que el eros cosmogónico de Hesíodo. El comienzo de la filosofía científica no coincide, así, ni con el principio del pensamiento racional ni con el fin del pensamiento mítico. Auténtica mitología hallamos todavía en el centro de la filosofía de Platón y de Aristóteles. Así, en el mito del alma de Platón o en la concepción aristotélica del amor de las cosas por el motor inmóvil del mundo.
Podríamos decir, parafraseando la afirmación de Kant, que la intuición mítica sin el elemento formador del logos es todavía “ciega”, y la concepción lógica sin el núcleo viviente de la originaria “intuición mítica” resulta vacía. Desde este punto de vista debemos considerar la historia de la filosofía griega como el proceso de progresiva racionalización de la concepción religiosa del mundo implícita en los mitos. Si lo imaginamos como una serie de círculos concéntricos que van desde la exterioridad de la periferia hasta la interioridad del centro, veremos que el proceso mediante el cual el pensamiento racional toma posesión del mundo, se desarrolla en forma de una penetración progresiva que va desde las esferas exteriores a las más profundas e íntimas, hasta alcanzar, con Platón y Sócrates, el punto central, es decir, el alma.

W.Jaeger, Paideia

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