viernes, 6 de abril de 2012

Una dura giornata di lavoro

Bandini se desperezó. Ya estaba bien de hacer el vago –ejem, instruirse, lo denominaba él-. Llevaba más de dos horas sentado en el sofá, leyendo aquel libro sobre sumerios y hojeando, cuando los sumerios se ponían demasiado densos, aquella novela de misterio que había cogido en la biblioteca el día anterior.
A estas alturas, después de tanta agitación y esfuerzo, se le había abierto el apetito, y consideraba que se había ganado justamente el almuerzo de aquel día. “Algo ligerito, eso sí, que ya no tenemos la línea de hace unos años y hay que empezar a cuidarse!” se dijo, y se fue canturreando hacia el frigorífico. Como siempre había sido un buen cocinero, se decidió por un plato más elaborado de lo habitual. “Qué letxes, un día es un día!” y se preparó un buen bocadillo de chistorra, cortó unos cuantos pedazos de queso, se sirvió una sidra bien fría y se sentó y miró satisfecho sus manjares durante algunos segundos antes de comenzar a devorarlos.
Nuestros lectores pensaran que, tras semejante mañana fatigosa, y a pesar de haber dormido la consabida siesta, nuestro héroe podría sentirse exhausto y sin ganas de grandes empresas, pero para nuestro incansable aventurero, el mundo es un terreno siempre por explorar y la vida un frenesí interminable, y lejos de perder la tarde en holgazanerías, se levantó ágilmente del sofá siestil y, plétórico y rebosante de energías se dispuso nada menos que a trabajar.
Se sentó, cogió su boli, su cuaderno y en menos de dos horas ya había conseguido escribir más de tres líneas. Pura inspiración! Eso sí, a doble espacio, como lo exigía el guión.
“Definitivamente una jornada productiva! Esto hay que celebrarlo!” –su cara relucía de satisfacción mientras se acomodaba en el sofá, con aquel enorme vaso de cerveza en la mano y encendía el partido de Barςa–R.Madrid. La velada se presentaba emocionante!
-Hola!- se oyó, tras el chasquido de la puerta- ya estoy aquí, hoy he salido antes de currar. Has hecho algo de cena?
Bandini se atragantó con la cerveza. Su cara se heló, un sudor frío comenzó recorrerle la frente y la nuca.

[to be continued]
F.G.

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