jueves, 19 de abril de 2012

MODA PUNK EN GALERIAS...

<< Hacia finales del siglo XIX con el decadentismo por un lado, y con movimientos como "Arts & Crafts", por otro lado, [se reclama] la fusión entre arte y vida. dichos reclamos, sin embargo, no pasarán de proclamas durante bastante tiempo y nunca llegarán a ser efectivas fuera del círculo de los artistas, la bohemia y sus clientes más privilegiados (...) con todo, la situación cambiará cuando a nivel industrial y productivo en general, se llegue al convencimiento de la imposibilidad de seguir aumentando la productividad bajo los modelos "fordistas-tayloristas" (...)Así, ya pasada la Segunda Guerra Mundial y al paso en que las vanguardias diluían el arte y pedían a la gente que fuera creativa todo el tiempo, las grandes empresas, de IBM a General Motors, implantaron procesos de discusión en equipo del proceso productivo y dotaron de autonomía a los equipos de trabajadores para que respondieran de aumentos de productividad en sus respectivos sectores. Una nueva clase de emprendedores autónomos (...) empezó a emerger: se trataba de una nueva clase social que traficaría con su diferencia, y que lejos de avengorzarse de no-ser-normales convertirían su anormalidad en una fuente de plusvalías. (...) La innnovación, la creatividad e incluso la disidencia eran valores que empezaron a cotizar al alza.
(...) Obviamente al capitalismo tardío ya no le molesta la diferencia: estamos en la era del consumo de masas personalizado: ya sea en la elección de yogures, de paquetes vacacionales, o de tendencias artísticas todo el mundo quiere ser diferente.
 (...) En este contexto es obvio que un funcionamiento del arte (...) obcecado en asimilarse a una esfera propia y exclusiva, identificable por su inversión de los valores dominantes, carece de toda eficacia política, deviniendo un mero nicho más de los múltiples posibles en la posmodernidad. Siendo así, cuanto más transgresor se pretenda el arte, tanto más < valor > en cuanto diferencia acumulará en el mercado de estilos de vida exclusivos"

"Lo que sucede ahora -dice Thomas Frank en Commodify your Dissent- es que nadie, ninguna corporación, quiere que se le considere seria: << [...] la América corporativa ya no es un ente opresor, sino un patrocinador de la diversión, proveedor de accesorios para tu estilo de vida, organizador de carnavales, nuestro socio enrollado en la búsqueda del orgásmo aún-más-apocalíptico. La idea contracultural se ha convertido en ortodoxia capitalista, su deseo de transgresión tras transgresión se ha ajustado perfectamente al régimen económico-cultural que depende de ciclos aún más rápidos de innovación. (...) el capitalismo cultural parece así haber conseguido hacer estériles cualesquiera << contenidos >> que puedan importar dichos modos de vida, en tanto en cuanto, en conjunto, sean resueltos en una colección de gadgets, moda y complementos de temporada"
Jordi Claramonte "La república de los fines"

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