martes, 27 de julio de 2010

Antonin y el Chulopi

Chulopi, gauza bat aittortu beharra dago: komerixak egiten eta kontatzen onena zara. Animo, little, que ya verás que el agosto se te pasa en menos que canta un gallo y el chulopi vuelve a su ser de corderillo inocente corriendo por las praderías.

Gaiaz aldatuz, Antonin-en bi testutxoen hasiera pasatzen dizuet hemen (gero, osoki irakurtzeko -ez dira oso luzeak- jun zaitezkete hor agertzen zaizuen web orrira). Tipoa oso korrosiboa zen baina izugarri argia. ahí van...
En la estrecha cisterna que llamáis "Pensamiento": los rayos del espíritu se pudren como parvas de paja.Basta de juegos de palabras, de artificios de sintaxis, de malabarismos formales; hay que encontrar -ahora- la gran Ley del corazón, la Ley que no sea una ley, una prisión, sino una guía para el Espíritu perdido en su propio laberinto. Más allá de aquello que la ciencia jamás podrá alcanzar, allí donde los rayos de la razón se quiebran contra las nubes, ese laberinto existe, núcleo en el que convergen todas las fuerzas del ser, las últimas nervaduras del Espíritu. En ese dédalo de murallas movedizas y siempre trasladadas, fuera de todas las formas conocidas de pensamiento, nuestro Espíritu se agita espiando sus más secretos y espontáneos movimientos, esos que tienen un carácter de revelación, ese aire de venido de otras partes, de caído del cielo.Pero la raza de los profetas se ha extinguido. Europa se cristaliza, se momifica lentamente dentro de las ataduras de sus fronteras, de sus fábricas, de sus tribunales, de sus Universidades.
eta beste hau ere oso ona da (jakingo duzuenez, artaud-ek urte asko pasa zituen manikomio batetik bestera, de ahí su especial odio hacia ellos):

Señores:
Las leyes, las costumbres, les conceden el derecho de medir el espíritu. Esta jurisdicción soberana y terrible, ustedes la ejercen con su entendimiento. No nos hagan reír. La credulidad de los pueblos civilizados, de los especialistas, de los gobernantes, reviste a la psiquiatría de inexplicables luces sobrenaturales. La profesión que ustedes ejercen está juzgada de antemano. No pensamos discutir aquí el valor de esa ciencia, ni la dudosa realidad de las enfermedades mentales. Pero por cada cien pretendidas patogenias, donde se desencadena la confusión de la materia y del espíritu, por cada cien clasificaciones donde las más vagas son también las únicas utilizables, ¿cuántas nobles tentativas se han hecho para acercarse al mundo cerebral en el que viven todos aquellos que ustedes han encerrado? ¿Cuántos de ustedes, por ejemplo, consideran que el sueño del demente precoz o las imágenes que lo acosan, son algo más que una ensalada de palabras?
Muxuk eta animo txulopi!
F.G.

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