miércoles, 30 de junio de 2010

¿En qué sentido es el trabajo una abstracción?



Ya que sólo escribo yo últimamente, tendréis que plegaros a mis intereses y lecturas del momento. Aquí os paso un pasaje interesante, extraído de la revista Krisis, que tenéis ahí mismo, en Estekak.




Marx distingue entre trabajo concreto y abstracto y lo denomina el doble carácter específico de la sociedad productora de mercancías. De esta manera, insinua (y dice explícitamente) que en el plano de esa duplicación o doblez tiene lugar un proceso de abstracción. El trabajo abstracto es abstracto en tanto que prescinde de las propiedades y particularidades materiales concretas de la actividad específica correspondiente, como, por ejemplo, trabajo de costura, de carpintería, de carnicería, y se reduce a un tercero común. Pero Marx ( y el marxismo no ha desarrollado una conciencia del problema en este plano) no se fija en que el trabajo ya es una abstracción como tal. Y no una mera abstracción del pensamiento, como “árbol”, “animal” o “planta”, sino una abstracción real impuesta históricamente y socialmente poderosa que subyuga a la gente bajo su autoridad.
Abstraer significa literalmente separar o restar de una cosa. ¿En qué sentido es el trabajo una abstracción, es decir, una separación de algo? Lo específico socio-históricamente en el trabajo no es, obviamente, que se poduzcan cosas en general y que se instituyan las más distintas actividades sociales. Eso lo tiene que hacer de hecho cada sociedad. Lo específico es la forma en que tal cosa sucede en la sociedad capitalista. En esta forma es esencial ante todo que el trabajo sea una esfera segregada, separada de otro contexto social. El que trabaja sólo trabaja y no hace nada más. Descansar, divertirse, alimentar sus intereses, amar, etc. tiene que pasar fuera del trabajo o, como poco, no puede influir en prejuicio de los procesos de función completamente racionalizados. Por supuesto, esto nunca sale bien del todo, porque nunca se ha podido, pese a siglos de adiestramiento, hacer de las personas máquinas. Pero aquí se trata de un principio estructural que nunca se da empíricamente con absoluta pureza; aunque, como poco en Europa central, el proceso empírico del trabajo corresponde generosamente ese espantoso tipo ideal. Por esta razón, es decir, por la exclusión de todo momento de no-trabajo de la esfera del trabajo, la imposición histórica del trabajo va de la mano de la configuración de otras esferas sociales separadas en cada una de las cuales se destierran los momentos separados; esferas que obtienen también un carácter exclusivo (literalmente en sentido de exclusión, es decir, separación): tiempo libre, privacidad, cultura, política, religión, etc.
Condición estructural esencial para ese desdoblamiento del contexto social son las relaciones modernas de género con sus prescripciones jerárquicas-dicotómicas de masculinidad y feminidad. La esfera del trabajo cae claramente en el reino de la “masculinidad”, a lo que se remiten las demandas subjetivas que se plantean: racionalidad abstracta respecto a fines, objetividad, pensamiento formal, capacidad de competencia, etc., demanadas que, por supuesto, también cuentan para las mujeres que “quieren llegar a ser algo” profesionalmente. Ese reino de la masculinidad sólo puede existir, estructuralmente, ante el contrafondo del reino separado y situado inferiormente de la feminidad, en el que el hombre trabajador siempre se puede regenerar porque un ama de casa fiel se ocupa de su bienestar corporal y emocional. Este contexto estructural que la ideología burguesa ha idealizado y romantificado desde hace tanto tiempo (en innumerables alabanzas pomposasdel ama de casa y madre amante y dispuesta a sacrificarse), lo ha analizado y documentado la investigación feminista de los últimos 30 años más que suficientemente. Gracias a estoo, es posible sostener sin más la tesis de que el trabajo y las relaciones de género modernas, jerárquicas, están ligadas inseparablemente. Ambos son principios estructurales fundamentales del orden social burgués-orientado a la mercancía.

"¿Qué es el valor? ¿Qué significa la crisis?"
Norbert Trenkle
saludos cordiales al rebaño,
F.G.



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